martes, 20 de mayo de 2008

Alberto Acosta frente al uso de los Transgénicos

Contestación de Alberto Acosta en torno al uso de los transgénicos en mail dirigido a Javier Gutiérrez, Director Ejecutivo de la Fundación Privada Wilson Popenoe.

QUIESIÉRAMOS INVITARLOS A ABRIR EL DEBATE.

Estimado Javier:

Quisiera dar mi contestación usando el ejemplo de un país que ha aplicado el paquete tecnológico de las semillas transgénicas por 11 años: Argentina.

El rasgo transgénico que más se ha adoptado a nivel comercial es el de resistencia a herbicidas, es decir, cultivos en los que se puede usar un agrotóxico, sin que se afecte el cultivo. Al momento, la superficie sembrada con soya con resistencia a herbicidas, especialmente glifosato, representa el 54% de toda la superficie sembrada en EE.UU. con semillas transgénicas, y a nivel mundial, el 58% de los cultivos transgénicos, son de soja transgénica con resistencia a herbicidas, y juntando todos los cultivos transgénicos existentes en el mundo, el 76 % corresponden a cultivos con resistencia a herbicidas.

Es decir que todas las promesas que los transgénicos van a resolver el hambre en el mundo, que van a permitir cultivar en suelo salinos, y que vamos a enfrentar mejor el cambio climático con los transgénicos, no han pasado de ser promesas sin fundamento.

Porque el 76% de la superficie sembrada con transgénicos han usado un paquete tecnológico que lo que hace es favorecer a las empresas productoras de herbicidas, que son las mismas que tienen la propiedad intelectual de las semillas. No podemos luego de 11 años de adopción de los cultivos trangénicos seguir creyendo en las promesas incumplidas de las empresas biotecnológicas.

¿Que disminuye el uso de plaguicidas?

En Argentina el consumo de glifosato se ha expandido de la mano de los cultivos transgénicos y la siembra directa. La evolución del consumo de glifosato ha sido el siguiente: en 1991 se consuma un millón de litros de glifosato. Hoy se consume 200 millones de litros en ese país cada año, contaminando fuentes de agua, otros cultivos, casas de familias rurales y peri-urbanas en los países que han adoptado de manera masiva este cultivo.

¿Que los trasgénicos no producen impactos en la salud?

Veamos los miles de niños, mujeres y hombres, pobladores y trabajadores rurales de Argentina, Paraguay y Brasil que han sido intoxicados por las aspersiones hechas con glifosato para controlar las malezas que surgen en las plantaciones de soya con resistencia a ese herbicida. Hay inclusive muertes asociadas con el paquete tecnológico de la soya transgénica, y un caso juzgado en las Cortes de Paraguay por la muerte del niño Silvino Talavera. Decir que los cultivos transgénicos no afectan la salud humana, es no tener respeto por ellos.

¿Que resuelven problemas agrícolas?

El modelo de control de malezas ligado a la soya RR, usado un solo tipo de plaguicidas, hace que las malezas que se quiere controlar, desarrollen rápidamente resistencia. Esto obliga aplicar otros herbicidas más potentes y peligrosos. En el caso de la Argentina se han registrado las siguientes super malezas, que ya no pueden ser controladas con glifosato: Hybanthus parviflorus (Violetilla), Parietaria debilis (Yerba Fresca), Viola arvensis (Violeta Silvestre), Petunia axillaris (Petunia), Verbena litoralis (Verbena), Commelia erecta (Flor de Santa Lucía), Convulvulus arvensis (Correhuela), Ipomoea purpurea (Bejuco), Iresine difusa (Iresine. Además la soja voluntaria que rebrota durante el barbecho, es considerada como maleza y tiene que ser controlada con otros herbicidas más tóxicos que el glifosato. Esto ha obligado a que se añadan al cóctel agroquímico del glifosato, otros herbicidas como el gramoxone.

¿Que los transgénicos están extendidos en todo el mundo?

Los cultivos transgénicos se limitan a 4 cultivos: soya (que representa el 58% de todos), el maíz, la colza y el algodón. Y en ellos se han insertado únicamente dos caracteres; la resistencia a herbicidas (que constituyen el 75& de todos los cultivos) y la resistencia a insectos. Sólo 6 países han adoptado masivamente los cultivos transgénicos: Estados Unidos, Canadá, Argentina, China, Paraguay y Brasil. Y la mayor parte de estos cultivos están destinados a piensos para alimentación de pollos y chanchos, sobre todo aquellos manejados por las grandes cadenas de producción de carne: y ahora para biocombusitbles. De nuevo el mito que los transgénicos van a solucionar el hambre en el mundo.

¿Que se consumen en todo el mundo?

En el mundo ha habido un rechazo masivo a los alimentos transgénicos. Al momento hay más de 3900 zonas declaradas libre de transgénicos, por ejemplo, la región andina fue reconocida por el Parlamento Andino como Libre de Papa Transgénica, para evitar la contaminación de nuestras papas nativas. Entre estas zonas libres de transgénicos se incluyen países de la Unión Europea que nos podrán serias trabas comerciales si empezamos a introducir los transgénicos en nuestra agricultura.


¿Que siempre ha habido contaminación genética?

Esto es confundir el mejoramiento genético convencional y tradicional, que se hace entre organismos de la misma especie, o especies muy relacionadas (como cítricos entre sí) con la mezcla de genes que rebasan inclusive el límite de reinos.Es verdad que la transferencia horizontal de genes es un fenómeno natural que ha ocurrido en la naturaleza y es una de las fuentes de evolución y generación de biodiversidad, pero este ha sido un proceso que ha se ha llevado a cabo a lo largo de millones de años, donde las especies han sido objeto de selección natural.

Las herramientas genéticas usadas en la ingeniería genética, están diseñadas para atravesar las barreras de las especies y saltar dentro de los genomas, es decir para facilitar la transferencia horizontal de genes a un ritmo y en unas combinaciones que no ocurre en la evolución natural. Si ha esto añadimos la inestabilidad propia del ADN transgénico, aumenta lo posibilidad que se de tranferencia horizontal de genes. Lamentablemente, estos son elementos que no se han tomado en cuenta antes de sembrar millones de hectáreas con semillas transgénicas.


¿Que disminuye el espacio para la agricultura?

Pues no es esto lo que se ha sucedido en los países que han adoptado masivamente la soya RR. En Argentina hay al momento 17 millones de Hectáreas que se han expandido a costa de desplazar cultivos alimenticios como el arroz, el frejól, la producción ganadera, y en los últimos años, hasta los últimos remanentes de bosques de las Yungas. Lo mismo ha sucedido en los otros países del Cono Sur, y es que la soya transgénica está atada a un paquete tecnológico (semillas transgénicas + siembra directa + aspersiones aéreas con glifosato) que requiere de inmensas extensiones de tierra para que el negocio resulte rentable. En este proceso se han desplazado a miles de trabajadores rurales.

¿Que hay que potenciar nuestra biodiversidad?

Por supuesto. Pero para potenciarla no necesitamos gintroducir en nuestras variedades de chirimoya, de papaya, de papa o de naranjilla un paquete transgénico formado por genes provenientes de bacterias infecciosas (como la Agrobacteria), de virus infecciones, de células cancerígenas, rompiendo los límites naturales que existe en la naturaleza.

Hay otras formas de potenciar nuestra biodiversidad, con base en una ciencia y una tecnología que obedezca a las necesidades de salud, agronómicas, energéticas, etc. en base a las riquezas que existen en la diversidad biológica y cultural del Ecuador, con instrumentos que nosotros podamos controlar, que no sean objetos de propiedad intelectual (como ocurre con todas las herramientas moleculares existentes).

Nuestra biodiversidad no puede ser vista como simples genes que están disponibles para ser manipulados.

Con un afectuoso saludo,

Alberto Acosta